Leo Bonilla se siente afortunado de que la cocina de su familia siempre está llena de comida. Por eso, este niño de 11 años de Algonquin, Illinois, se ha fijado como misión ayudar a personas con menos suerte.
Unos 47 millones de estadounidenses sufren inseguridad alimentaria. Eso significa que no siempre tienen acceso a suficiente comida saludable y a un precio asequible.
Leo se enteró de este problema durante la pandemia del COVID en 2020. Vio un reportaje en la TV que mostraba a familias que hacían largas filas para recibir comida.
“No sabía que había tanta gente sin comida —recuerda Leo—. No es justo, así que quise ayudarlos”.
Leo preguntó a sus padres si podía ayudar a familias con problemas donando todo su dinero: $22. Ellos le dieron permiso y aportaron la misma cantidad. Luego, Leo y sus padres pidieron a familiares y amigos que también contribuyeran. En poco tiempo habían recaudado unos $1,500. Decidieron donar el dinero al banco de alimentos D300, que proporciona comidas a familias necesitadas de la comunidad de Leo.